Christensen describe en este libro el resultado de su estudio: por qué empresas buenas perdían su dominio de mercado aún cuando seguían buenas prácticas de negocios – escuchaban a sus clientes y se enfocan en sus productos más rentables.
Irónicamente estas buenas prácticas de negocios, que normalmente mejoran los productos y servicios, llevaron a que las empresa no respondieron ante nuevos productos y tecnologías. La razón: las nuevas tecnologías disruptivas, que requieren cambios radicales en producción y mercadeo, y que aún no han encontrado un mercado.
Así, mientras el mercado crece, para el momento en que estas compañías respondan, ya es muy tarde para beneficiarse – las empresas más pequeñas han respondido primero y han tomado el liderazgo.
Si las empresas entienden el problema, pueden lidiar con las nuevas tecnologías de forma productiva. Por ejemplo, pueden establecer empresas aparte (spin-offs) para moverse dentro de nuevos mercados.